sábado, 4 de abril de 2009

De la "revolución copernicana" de P. Meireu a la sala de profesores.

En muchas Cátedras no dejé de citar frecuentemente a Philippe Meirieu más precisamente a sus ideas expuestas en el libro "Frankenstein Educador". Las ideas centrales del pensador versan sobre las preguntas: "¿Se puede ser educador sin ser Frankenstein?" o ¿cuál es la sustancia o corazón de la educación?

Estima que es necesario una revolución copernicana en pedagogía ajustada a algunas exigencias básicas como la de renunciar a convertir la relación de filiación entre el maestro u otro adulto y el alumno (o el hijo) en una relación de causalidad o de posesión, también reconocer a aquél que llega como una persona que no puedo moldear a mi gusto, aceptar que la transmisión de saberes y conocimientos no se realiza nunca de modo mecánico y no puede concebirse en forma de una duplicación de idénticos.

La cuarta exigencia de la revolución copernicana en pedagogía consiste en constatar, sin amargura ni quejas, que nadie puede ponerse en el lugar de otro y que todo aprendizaje supone una decisión personal irreductible del que aprende.

La quinta (y hasta aquí llegamos porque son siete y a los fines de este trabajo interesan las primeras) consiste en no confundir el no-poder del educador en lo que hace a la decisión de aprender (del otro) con el poder que sí tiene sobre las condiciones que posibilitan esa decisión.

Este último punto es en realidad una buena apertura con respecto a la crisis de la escuela (en particular la escuela media), mucho más si tomamos otros dos conceptos del autor: la confusión entre "el sentido" y "la utilidad" de los conocimientos que la escuela transmite y por otro, si bien el docente felizmente no puede actuar directamente sobre las personas, sí puede obrar sobre las cosas y ofrecer situaciones en las que pueden construirse.

Estas consideraciones y análisis muchas veces se nos presentan como alejadas de la cotidianeidad escolar, de las urgencias y los problemas del día a día escolar. No obstante, podemos plantearlas como una clave, entre tantas otras, que nos permita deconstruir y desnaturalizar los fenómenos sociales que acontecen en la vida escolar y elucidar formas de hacer que nos permitan salir de las encrucijadas en las que se encuentran las instituciones escolares frente a la acumulación de demandas.

Examinemos la siguiente entrevista: http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T05_Docu7_Laescuelamediacomoinstitucion%20_Azevedo.pdf

Asimismo podemos atender el análisis de Isabelino Siade, con respecto a las escuelas en contextos de crisis sociales. ¿Es posible salir de la dicotomía "enseñar vs. asistir"? ¿Hay alternativas? ¿Cómo ampliar la mirada?

http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T02_Docu6_Escuelaycrisissocial_Siede.pdf

6 comentarios:

  1. Estimada Profesora:
    Otra vez nos invita a reflexionar, esta vez acerca de la "revolución copernicana" que se espera en la educación, pero sobre todo que ésta revolución llegue a las salas de profesores (o a las aulas?). Me remito a una idea de J. L. Borges: "La Esfera de Pascal": una metáfora que es usada a lo largo de la historia para explicar la existencia y también la no existencia de un ser supremo. Digo esto porque creo que hay metáforas que se usan para explicar todo, desde la existencia hasta la no existencia de algo. Entonces es suficiente la "revolución copernicana" pedagógica por sí misma? Creo que la "revolución copernicana" es una metáfora que puede ser usada en ambos sentidos. Creo que el hacer, e inclusive el no hacer en educación va más allá de las técnicas, pero también soy un firme convencido de que las técnicas son absolutamente necesarias. Confío más en el encuentro cara a cara, en las tareas realizadas con objetivos compartidos, en la versatilidad y adaptación de las personas a las tareas y a las circunstancias.
    Estas apreciaciones son muy personales y propias, pero estimo que demasiado se piensa y poco se hace, como dice al principio de la "revolución copernicana" a la sala de profesores, o mejor aún a las aulas. Pienso que a veces debemos ser Frankestein, a veces El Pájaro de Fuego, otras veces Hermes, es decir creo que la Educación-Aprendizaje es como un teatro, a veces debemos estar en el escenario, a veces entre el público, a veces entre bambalinas, en otras palabras veo que la Educación-Aprendizaje es un gran teatro (en el mejor sentido) y nosotros vamos pasando por él asumiendo distintos roles, lo mejor que podemos hacer es asumir nuestros roles lo mejor posible, con nuestra conciencia y nuestra voluntad.

    Para despedirme, unos versos del soneto de Borges, Ajedrez

    "Cuando los jugadores se hayan ido,
    cuando el tiempo los haya consumido,
    ciertamente no habrá cesado el rito.

    En el Oriente se encendió esta guerra
    cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
    Como el otro, este juego es infinito."

    Hasta la próxima.

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  2. silvia ortiz prof de lengua 2do año El Carril27 de abril de 2009, 10:39

    No pude ingresar a la entrevista pero el articulo me parecio interesante por que como futuros docentes tenemos el deber de enseñar pero no imponer nuestra forma de pensar,no esperar que cada alumno dea nuestro reflejo por que esos alumnos son sujetos unicos conformando sus identidades y tal vez influyamos de forme negativa.Pero lo que si podemos ofrecerles son herramientas las cuales puden ser muy utiles.
    Como docenteso simplemente como personas trataremos de desarrollar nuestras practicas de la mejor manera concientes de que estamos preparando o formando individuos para un futuro mejor y con buenas espectativas

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  3. Hola profe!Soy Mabel del IFD 6012 del Carril, sigo explorando su blogs y leyendo los artículos publicados como en este caso la "revolución copernícana" que plantea cambiar la relación de filiación entre el docente y el alumno y crear una visión personal sobre él. Creo que la persona desde que nace aprende a lo largo de toda su vida es atravesando por diferentes instituciones que dejan sus marcas, así mismo nunca el docente logrará el éxito con el alumno si intenta moldearlo a su parecer por que éste trae consigo multiples cosas que le permiten comprender y explicar su realidad.
    Por otra parte me parece importante destacar que es voluntaria la decisión de aprender en las personas y esa postura y convicción hace lograr cosas positivamente buenas en educación.

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  4. Revertir la visión de la relación docente - alumno requiere, al igual que la revolución copernicana, un cambio de cosmovisión del contexto circundante.

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  5. somos alumnas del IFD del carril y es la primera vez que ingresamos a la página y no pudimos encontrar el trabajo práctico Nº1 . Rosa y Nely de 2ºaño del prof. de Lengua

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  6. hola profe soy pamela azua del ifd el carril.la verdad me quedo dando vueltas en mi cabeza la pregunta de philippe meirieu ¿cual es la sustancia o corazon de la educacion? todos los que empezamos a abordar una funcion educadora deberiamos plantearnos esta pregunta y buscarle transitoriamente una respuesta.

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