miércoles, 27 de julio de 2011

UNA GUÍA PARA ACOMPAÑAR AL LECTURA DE SKLIAR

Educar a cualquiera y a cada uno. Sobre el estar-juntos en la educación.

Carlos Skliar

El autor nos acerca inicialmente a sus propias sensaciones y percepciones sobre la educación y la escuela. Frente las opiniones de “tonalidad sombría” sobre la escuela y la pérdida de sus sentidos fundantes y las sospechas sobre la “no educación”, C. Skliar señala que le “parece sustancial es encontrar los sentidos del educar en este aquí y ahora, es decir, en este presente en toda su extensión, complejidad y hondura” y también pensar en la transparencia del gesto educativo” frente a la desolación y la batalla por la sobrevivencia. Gesto que se relaciona con la responsabilidad por la vida de cualquier otro.

La pérdida de rumbo de la escuela puede ser atribuida a las transformaciones vertiginosas y caóticas de estos tiempos y a la creciente precariedad de los objetos y del hábitat educativo, ante esta situación el autor reconoce los esfuerzos de la escuela por armonizar con los múltiples sentidos del acto de educar. Explica aspectos de la llamada crisis educativa como padecimientos y a la pérdida de sus rasgos más característicos como parte de una paradoja: el mundo es incapaz de realizar aquello que le exige a la educación.

Dice el autor: “Educar es conmover. Educar es donar. Educar es sentir y pensar no apenas la propia identidad, sino otras formas posibles de vivir y convivir. Si ello no ocurriera en las escuelas, probablemente el desierto, el páramo, la sequía, ocuparían todo el paisaje de los tiempos por venir.”

Con respecto a la pregunta sobre la convivencia señala un equívoco muy cierto y propone realizar algunos interrogantes en el seno mismo de la convivencia: “¿No será que convivir consiste en interrogarse sobre lo que nos pasa con los demás, entre los demás? ¿Y cómo hacer para responder a esa cuestión si las primeras imágenes que sobrevienen expresan un inhóspito espacio de cotidiana ajenidad, la amargura extrema por la indiferencia y el padecimiento por una comunión a veces tan forzada como forzosa?”

Al pensar en la convivencia se cae en algunas trampas – en palabras de nuestro autor – la tentación por responder al cómo (solución a su aparente crisis) o pensar la inclusión como única solución a la exclusión, al abandono, al rechazo.

Al igual que otros autores (I. Dussel) reconoce que una de las formas de referir o adjetivar “los tiempos que corren” en la educación es remitirlo todo a la idea “vaga” de crisis sin dejar margen para sentir y pensar otras cosas. Respecto a esta cuestión el autor señala que se trata en muchos casos de discursos que transmiten un miedo irremediable y un desconcierto generalizado. Este discurso tiene como contrapartida, un discurso de salvación. Son claras las palabras de Skliar: “El riesgo del discurso habitual sobre la crisis es su propia habituación a la crisis, su comodidad apelativa en medio de lo que es esencialmente ininteligible, su aletargamiento frente al riesgo, el dolor y el padecimiento, su constante invención de una realidad ya corroída por el estrechamiento de aquello que considera, para sí misma, lo real. Su agotamiento ocurre bien antes de su propia formulación: se nota en el hartazgo por los travestismos discursivos.”

La dificultad o imposibilidad de conversación en educación refleja la crisis de la convivencia. Esta dificultad se encuentra vinculada con el vaciamiento del lenguaje de la disciplina pedagógica.

¿Qué es la convivencia? En palabras del autor la convivencia tiene que ver un primer acto de distinción (lo que distingue a los seres y provoca contrariedad) y agrega, Si no hubiera contrariedad no habría pregunta por la convivencia. Y la convivencia es “convivencia” porque en todo caso hay -inicial y definitivamente- perturbación, intranquilidad, conflictividad, turbulencia, diferencia y alteridad de afectos”. Continúa su reflexión agregando que: “Ese estar juntos, ese contacto de afección no es un vínculo de continuidad, no es reflejo de una comunicación eficaz sino, fundamentalmente, un embate de lo inesperado sobre lo esperado, de la fricción sobre la quietud, la existencia del otro en la presencia del uno.”

¿Qué puede decirse acerca de la inclusión desde este análisis? Gran parte de los discursos acerca de la inclusión afirman la convivencia pero a condición de que no se perpetúen las embestidas y que el contacto se mantenga a una distancia prudencial, muchas veces matizado por palabras de orden, tales como tolerancia o aceptación o reconocimiento del otro, porque allí no hay relación, sino un exceso de lejanía o indiferencia.

Resumiendo el análisis que hace el autor, nos invita a otras percepciones acerca de la convivencia cambiando el pensar que evita la identificación de sujetos y centrado en lo que hay, lo que existe entre los sujetos por el “pensar absolutamente y sin reservas a partir del ‘con’.